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¿A quién quieres más, a papá o a mamá?

El secreto está en las siglas. En las siglas del PSOE. En Ferraz tienen que aclarar si quieren volver a las raíces de socialistas y obreras o sólo les queda la E de español como se les viene criticando desde hace años. En román paladino, o llegan a un acuerdo con Podemos e IU para desarrollar el programa social en el que tanto insisten o pactan con Ciudadanos sobre la única coincidencia de la unidad de España. Enseguida voy con las complejidades prácticas, pero la esencia es así de simple: regenerarse volviendo a sus orígenes o seguir la senda de los mayores y los barones que lo han convertido en un partido de las élites más que de las bases, como demuestran sus hechos, el alejamiento de la calle y la pérdida constante de votos.

 

Hay que reconocer que Pedro Sánchez estuvo muy hábil para escapar de la emboscada que le había tendido la vieja guardia a la que le hizo un Tsipras pasándole la pelota de la decisión final a sus militantes, lo que provocó la indignación de los conservadores del PSOE que salieron del comité federal clamando “¿pero qué narices somos ahora, un partido asambleario?”. Ahí está resumido el corazón partío de Ferraz, unos se dan cuenta de que la manera de recuperar el crédito es devolverle voz a la militancia, los otros quieren seguir siendo la aristocracia.

Pedro también tiene que definir su personalidad que la tiene múltiple. El artista antes conocido como Snchez y últimamente como Ruiz, ahora va de Anguita y repite aquella máxima del líder comunista: “programa, programa, programa”. Pues lo que dicen en el programa a quien más se parece es a lo que dice Podemos en el suyo. La intoxicación mediática y felipista con el partido de Pablo Iglesias para hacerles parecer radicales filoetarras leninistas bolivarianos 3.0, sirve para que la vieja progresía política y mediática de este país empuje a Sánchez en brazos de Rivera y su modelo ultracapitalista que hará que todo siga como está, pero no resiste el menor análisis serio.

El plan de emergencia presentado por Pablo Iglesias no es ningún manifiesto antisistema sino un básico de medidas sociales y de regeneración democrática en la línea de lo que dice defender el PSOE, como lo demuestra el hecho de que varios presidentes socialistas gobiernan en España gracias al apoyo de Podemos. En el trazo grueso de las tertulias y cavernas pueden agarrarse a la cuestión catalana para separar a Pedro de Pablo, pero lo cierto es que éste ya ha transformado el referéndum en un ministerio.

Es maravilloso cómo se critica a Podemos lo que hacen todos los partidos. Qué vergüenza, nos han pedido ministerios, quieren el poder y devorar al PSOE, es un insulto y nos insultan. Por favor, que alguien me presente al partido que no quiere el poder ni gobernar ni devorar a sus rivales políticos. Dónde está el partido que no insulta a sus rivales políticos, Sr. Ruiz. Acabáramos. Lo que no quiere Podemos, como no querría el PSOE, es prestar su apoyo a un proyecto en el que no pueda controlar que se cumple lo pactado. Con menos votos no tendría legitimidad para hacerlo pero tiene casi tantos como los socialistas.

Ideológicamente es lo lógico y aritméticamente es posible el gobierno de PSOE y Podemos con el apoyo de IU, PNV o ERC, que ya han dado síntomas de asentimiento. Es tan posible que hasta se dice que ERC dejaría hacer porque le interesa un gobierno débil y por eso Pedro Sánchez le cedió senadores para que tuviera grupo parlamentario en el Senado. Por supuesto que tiene riesgos y costes para cualquiera que entre en ese gobierno, pero no menos que tendría para el PSOE apoyarse en un partido de derechas como Ciudadanos. El dilema está claro, rescatar a los de abajo o seguir secuestrados por los de arriba.

El secreto está en los nombres: Pedro, ¿de quién eres más, de Pablo Iglesias o de Felipe González? Y cuando digo Pablo Iglesias, me refiero tanto al fundador del PSOE como al de Podemos, porque elegir al primero debería inclinar la balanza hacia el segundo. Y cuando digo Felipe González, me refiero al cobrador de la luz que convirtió a la cúpula de la organización en una casta privilegiada y al partido en un partido de las élites económicas. ¿A quién quieres más, Pedro, a papá Pablo o a mamá Susana?

Javier Gallego.el diario.es