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TEATRE SOCIAL,8 de mayo.Sala Roser Carrau.Vilassar de Mar

Colectivo de Mujeres de Matagalpa (CMM)

El Colectivo de Mujeres de Matagalpa de Nicaragua es una organización que trabaja desde el año 1986 por la justicia social y los derechos de las mujeres y la infancia, en las áreas de salud, desarrollo comunitario, educación, comunicación, creación, derechos humanos e incidencia política (www.cmmmatagalpaorg.net).

 

El Colectivo de Mujeres de Matagalpa nació en la segunda mitad de la década de los 80, en plena época de la Revolución Popular Sandinista, a partir de la necesidad de que los derechos de las mujeres fueran visibilizados e incorporados en las políticas públicas. Su trabajo gira en torno a tres ejes fundamentales: los derechos humanos y la erradicación de la violencia, la salud y el desarrollo comunitario y la educación. Una de las estrategias para ganar fuerza y conocimiento social es la emisión de un programa radiofónico con el nombre de “Y ahora yo tengo la palabra”.

La actual sociedad de Nicaragua se sigue enfrentando a graves problemas como el analfabetismo y el abandono escolar, la pobreza y la cultura machista, que se propaga de generación en generación y que genera frustraciones latentes y actos de violencia recurrentes. El municipio de Matagalpa, a pesar de contar con una gran riqueza natural, concentra el mayor número de personas en situación de extrema pobreza de todo el país.

Sensibilizar a través del teatro

Por ello, después de más de 25 años de trabajo, el Colectivo de Mujeres de Matagalpa apuesta por una metodología creativa que trata de incorporar el cuerpo y las emociones en los procesos educativos, vivenciando las situaciones de conflicto, en este caso a través de la expresión teatral.

Bea Húber explica que a partir del teatro, “uno puede ponerse en los zapatos de la otra persona” y que de una forma terapéutica, “se pueden abordar temas tabú como el aborto, la violencia de género, el VIH, los abusos sexuales a menores..... y una vez rotos los silencios se puede empezar a generar conciencia social”.

Ana Ara, una de las cuatro fundadoras de la entidad, define el colectivo como “una hermandad intercultural  que sabe aprovechar la diversidad en aras de un buen entendimiento”. Este es a su vez su punto fuerte y su talón de aquiles ya que, si bien les permite funcionar de forma asamblearia, también ha provocado disidencias a lo largo de los años. Pero fieles a sus convicciones, el Colectivo continúa luchando por este funcionamiento, y en estos momentos reúne a casi tres mil mujeres.

 

El colectivo realiza giras teatrales por Europa con la finalidad de compartir e intercambiar experiencias a partir de actividades donde la participación genere debate y reflexión y se rompa la unidireccionalidad Norte-Sur, dejando de ser el Sur el receptor pasivo de los modelos del Norte y se abra el debate de las consecuencias de este patrón exportado a los lugares mas remotos del planeta, generando desde pérdidas irreparables en cuanto a diversidad cultural a conocidos ejemplos de destrucción medioambiental, hasta llegar a la obligada reflexión sobre el modelo del consumo ilimitado como base para la felicidad. “Un bienestar espiritual basado en el bienestar material del que cada persona debe ser capaz de poner límites razonables”