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A veces los números son demasiado fríos para contar la realidad pero otras son tan elocuentes que te hielan la sangre. Hay más pero las siguientes cifras conocidas esta semana sintetizan el vergonzoso comportamiento de Europa con los refugiados.

Primera. Por 6000 millones de euros, el doble de lo que se había prometido inicialmente, y el compromiso con el gobierno del autócrata Erdogan de avanzar en el ingreso turco en la Unión, Europa ha comprado a Turquía como almacén al que echar a todos los refugiados que entren ilegalmente en nuestro continente, incluidos los sirios. Por 6000 millones, Europa renuncia a sus principios éticos y fundacionales, consagra las devoluciones en caliente y se entrega a un régimen corrupto gobernado por un sátrapa que cierra periódicos críticos y oprime a la disidencia. Nos han vendido por un puñado de euros.

En la década de los 80 y 90 el Ayuntamiento de Barcelona desarrolló la llamada “estrategia de los espacios públicos” en la ciudad, lo que teóricamente implicaba priorizar las plazas y “espacios libres”. Lo que ocurrió en la práctica es que se transformaron zonas consideradas “conflictivas”, donde se derribaron casas y se desplazó a la población humilde que allí residía. Entre 1981 y 2001 se crearon 23 nuevos “espacios públicos” en el centro histórico de Barcelona. Cifras oficiales reconocen un impacto sobre 500 edificios y 4.500 viviendas en Ciutat Vella. Eran procesos de “gentifricación” (los más agresivos, en los barrios del Raval y Santa Caterina), en los que se sustituía población autóctona por sectores con mayores niveles de renta que llegaban a vivir al distrito. Con la coartada del “bien común”, la “calidad de vida” y la tasa elevada de enfermedades (por ejemplo debido a la falta de circulación del aire en las viviendas), se ejecutaron “intervenciones urbanas que buscaban retribuciones capitalistas y el desplazamiento de los más desfavorecidos”, explican Adrián Hernández y Aritz Tutor, de la Universitat Autónoma de Barcelona.

La orden fue dada. Ahora o nunca, hay que liquidar a Podemos, cueste lo que cueste. El debate SánchezPablo Iglesias marcó un antes y un después; lo de la “cal viva” fue una señal, un dato especialmente significativo: ¿de qué? De que Podemos va en serio, que no votará o se abstendrá ante un previsible gobierno de coalición Ciudadanos-PSOE. Ahora se trata de tirar del manual, un grueso libro, siempre renovado y puesto al día, trabajosamente elaborado por expertas manos de las cloacas periodísticas del Estado y demás aparatos paralelos de los que mandan. En el centro del manual se recoge cómo destrozamos IU y cómo conseguimos poner fin a la carrera política de Julio Anguita.

Cuestionarnos si la política sigue siendo un territorio de hombres supone, cuando menos, diferenciar entre la política de base y la política institucional. Porque en la política de base no cabe duda de que las mujeres ya llevamos muchas décadas ocupando espacios relevantes, ejemplos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca son buena muestra de ese trabajo colectivo por el bien común que lleva nombre de mujer. 
Sin embargo, la política institucional sigue siendo un territorio de hombres, vertical y competitivo. Otro ejemplo de techo de cristal, o mejor aún, de diamante, que diría Amelia Valcárcel. Porque aunque las mujeres entraron en la política, el poder sigue conjugándose en masculino.

Sobre unas ruinas en La Engaña (Burgos) se quiere construir un proyecto alternativo, desde un protagonismo feminista.

Las ruinas son un conjunto de edificaciones de la antigua estación ferroviaria construidos en 1930 para que sirvieran de hogar en la denominada Colonia Obrera. Fueron hechos por los trabajadores que estaban horadando la montaña que separa Pedrosa de Valdeporres y la vecina Vega de Pas (Cantabria) e intervinieron en ellos presos republicanos. El túnel ferroviario tiene 6.975 metros. Pero no se puso en marcha. Nunca se tendieron las vías. Sí fueron habitadas las casas.
Sobre esta realidad, ASHEF, una asociación feminista, quiere crear un Centro de Interpretación donde se recojan elementos del quehacer de las vidas de los que construyeron y vivieron en ese lugar; rehabilitar los edificios respetando la concepción con la que fueron construidos y el entorno; finalmente, crear empleo y vivienda estable para mujeres cuidadoras de familiares dependientes y con cargas familiares, conciliando laboralmente en el mismo espacio físico, dando un uso mixto de hospedaje (hospedería y albergue) y centro formativo al resto de los espacios habilitados.