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Texto que aborda una reflexión sobre el feminicidio, como denomina el MDN, a los casos de violencia machista que se han dado este verano en España sin que haya una respuesta contundente hacia los mismos.

Emparedada, estrangulada, quemada, acuchillada, disparada, a machetazos y golpetazos… son algunas de las violentas y repugnantes formas de extrema violencia que utilizan los asesinos para acabar con la vida de las mujeres que están cerca de ellos: parejas, ex parejas, novias, hijas, cuñadas, suegras, etc. Una vez más, asistimos perplejas y desgarradas a la espiral asesina de cada verano, en el que todos los días es noticia el asesinato brutal y ruin de una mujer a manos de un hombre. 

Algunos parecen esperar que, tras probar la ingobernabilidad de la nueva política, acabemos echando de menos la estabilidad de antaño

 

Con tanto revival y tanto chapoteo nostálgico, cualquier día empezamos a echar de menos al bipartidismo. No me miréis así, yo solo lo aviso. Después del éxito del“Yo fui a EGB” y tanto remake de los ochenta y noventa, a mí no me extrañaría que para navidades alguien publique un libro que se llame “Yo votaba bipartidismo”. Y arrase.

Qué tiempos aquellos, eh. Este lío de ahora, con el bipartidismo no pasaba, ¿a que no? Todo era previsible, plácido, hasta aburrido. Con el bipartidismo no votábamos cada seis meses, tres veces en un mismo año, sino cada cuatro larguísimos años, y así de una vez para otra se nos renovaba la ilusión democrática. El bipartidismo nunca nos hizo votar en Navidad, que no. Con el bipartidismo había un solo debate de investidura, rutinario, sin incertidumbre, y sobre todo eficaz: llegaban, soltaban sus discursos, votaban y se iban para casa dejando puesto el gobierno. Con el bipartidismo no hacía falta el dichoso pactómetro, las cuentas eran sencillas, las combinaciones muy limitadas. La misma noche electoral ya sabías quién iba a gobernar, no te mareaban tres meses con reuniones, documentos y pactos.

Con el bipartidismo no había que aprenderse tanto nombre nuevo, que los diputados duraban y duraban, tres, cuatro y hasta cinco legislaturas, se volvían como de la familia. Con el bipartidismo veíamos por la tele un solo debate parlamentario al año, el del Estado de la Nación, y solo por tradición, como una costumbre familiar, como escuchar el mensaje del rey mientras preparas la cena de nochebuena. Con el bipartidismo las votaciones en el Congreso estaban cantadas durante toda la legislatura, no había que componer una nueva mayoría hasta para aprobar el menú de la cafetería. No malgastábamos tiempo y energía en seguir la actualidad política, y podíamos dedicarnos a otras cosas. Qué sé yo, hasta hacíamos huelgas, ¿os acordáis?

Huy, huy, cuidado que os veo embelesados. No me digáis que os está entrando un poco de morriña al recordar aquellos tiempos anteriores al “No nos representan”. Os veo con las defensas bajas. Ahora es cuando yo os pregunto, como en aquella genial escena de “La vida de Brian”, qué ha hecho el bipartidismo por nosotros, y tímidamente me empezáis a enumerar: el acueducto, el alcantarillado, las carreteras, la paz...

Pues por ahí parecen ir los tiros, si como parece nos arrastran a terceras elecciones. Hace un par de años, cuando empezó la sacudida del tablero político en las encuestas, había quien se frotaba las manos en la sombra diciendo: “déjales, déjales, que ya volverán llorando por el bipartidismo perdido”.  A eso parecen jugar ahora: a resolver la crisis política por agotamiento. En la confianza de que, tras probar la ingobernabilidad de la nueva política, se nos pase el sarampión juvenil y  acabemos regresando a la estabilidad del bipartidismo. Que unas terceras elecciones terminen por fundir a Podemos y Ciudadanos, y recuperen terreno los de toda la vida. Y si a la tercera tampoco, a por las cuartas, hasta que vuelva el orden de antaño, que esto con el bipartidismo no pasaba. Bueno, pasaban otras cosas, pero eran minucias comparadas con el acueducto, el alcantarillado y la gobernabilidad, ¿que no?

Fuente: eldiario.es

Tras escuchar el discurso de Rajoy en las cortes españolas me acordé del escrito de mi amigo alemán:Dos años antes de nacer nuestro hijo adquirimos este perro. Los dos habíamos cumplido los cuarenta, teníamos hijos mayores y no nos planteábamos más descendencia, cuenta Harald Martenstein.
Pero el peque superó todas las barreras y trabas biológicas y quiso nacer. El perro provenía de la perrera con una difícil vida a sus espaldas; cuando sentía angustia o veía amenazada su zona mostraba los dientes, no a nosotros pero sí a los demás. Había que estar atento. Nos quería incondicionalmente, se pegaba a nosotros como una lapa, buscaba nuestra mirada, obedecía nuestras señas y deseos.

Francisco Fernández Buey (1943-2012), un "filosofar" documentado, agudo, fructífero, crítico y comprometido con causas justas
Para la España machadiana.

Al llegar a la cabaña donde iba a pasar la noche, después de caminar muchas horas, se dijo: bueno, la cosa está clara. Sólo se trata de desembarazarnos del capitalismo y transformar la condición humana. Voy a tratar de dormir bien hoy, pues la jornada de mañana promete ser interesante… Jorge Riechmann (2016)

 

Porque queremos el pan nuestro de cada día, /flor de aliso y perenne ternura desgranada, /porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra/ que da sus frutos para todos. Federico García Lorca, “Grito hacia Roma (desde la torre del Chrysler Building)”

 

Hemos llegado al final de una temporada más. Como es de costumbre, este mes de agosto os ofrecemos un resumen de las entrevistas realizadas en esta última etapa, un audiovisual a modo de reflexión… ¡Qué mejor momento que el verano para dedicar media hora para ver este programa especial y reflexionar! ¡Disfrútalo!

 

Reflexiones 2015-16 - Resumen de la 7ª temporada del programa "La entrevista del mes" from La Entrevista del Mes on Vimeo.